martes, 6 de marzo de 2012

Reflexión sobre el capítulo cinco del Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje enseñanza, evaluación

Después de leer el capítulo cinco del Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje enseñanza, evaluación me doy cuenta de la importancia que tiene esta herramienta en la enseñanza de lenguas extranjeras. Se trata de una guía de ayuda para todos aquellos que enseñamos dentro del método comunicativo y nos puede servir de referencia a nosotros, los profesores, a la hora de preparar las clases y hacer la programación de las unidades didácticas. El Marco común de referencia propone, en cada una de las áreas en las que se subdivide una lengua, una serie de objetivos que deben ser alcanzados por los alumnos de cada uno de los niveles de aprendizaje de una lengua extranjera (A1 hasta C2).

A su vez, el Marco de referencia tiene implícito un marcado carácter o propósito de progreso social que busca mejorar, en la medida de sus posibilidades, la convivencia de los ciudadanos europeos. En cierto modo contribuye y fomenta la ciudadanía democrática. El texto, en sí mismo, no tiene carácter normativo y pretende ser abierto y flexible para que se pueda aplicar, siempre teniendo en cuenta las características y los matices, a situaciones concretas. Plantea un enfoque basado en el método comunicativo y que ha derivado en el enfoque por tareas tan remarcado durante el curso.

En el capítulo cinco se aborda el tema de las competencias generales y las competencias comunicativas del alumno. Durante el curso, en las clases teóricas, hablamos varias veces de las competencias que debería desarrollar cualquier estudiante de una lengua extranjera o lengua meta. Aprender un nuevo idioma no es simplemente saber dominar la sintaxis y la gramática de éste sino que comprende muchos más ámbitos. Así, el Marco común de referencia ofrece, a modo de esquemas detallados, las categorías que conforman cada una de estas competencias.

Las competencias generales, a menudo, se relacionan con la experiencia previa que el alumno ha acumulado a lo largo de su vida. No podemos olvidarnos que nuestros estudiantes tienen un conocimiento del mundo que, de por sí, les permite conocer gran cantidad de elementos que pueden ser semejantes o idénticos en nuestra sociedad, la española. Sin duda, pero, los estudiantes deberán adquirir un conocimiento del mundo relativo al país o países (en el caso del español) donde se habla el idioma y, en mayor medida, un conocimiento sociocultural basado en las características intrínsecas de esta comunidad. A menudo, este conocimiento no formará parte del background del alumno y, a veces, estará contaminado o distorsionado por los estereotipos.

Del mismo modo, serán de importancia las habilidades que el estudiante posea y sea capaz de desarrollar en diversas áreas de interés (ocio, profesionales etc). Siguiendo en esa línea el Marco común de referencia hace hincapié a factores de actitud y personalidad que, en gran medida, pueden incidir en la capacidad de aprender y asimilar conceptos del alumno. Encontramos también otras tantas cuestiones relacionadas con la forma de aprender del alumno, los hábitos de estudio que tiene, su actitud a la hora de aprender la lengua, las destrezas y capacidades de las cuales dispone etc, que deberán tenerse muy en cuenta durante el proceso de aprendizaje.


Entrando de lleno en las competencias comunicativas, el Marco común de referencia las distingue de las generales por su carácter específicamente lingüístico. El texto distingue tres competencias: las competencias lingüísticas, las competencias sociolingüísticas (algunas veces también llamadas socioculturales) y las competencias pragmáticas.
Tal y como comento más arriba el Marco común de referencia pone en manos del profesor un inventario detallado donde se divide cada una de las competencias comunicativas en otras tantas sub-categorías o sub-competencias. Se define y explica la sub-competencia, se especifica de forma esquemática los elementos o unidades que la componen y se dan ejemplos para cada uno. Al término de cada explicación, el Marco común de referencia propone cuestiones a tener en cuenta y, finalmente, se ofrecen escalas de niveles de referencia, donde se concretan los grados de dominio que deberían alcanzar los alumnos de cada nivel. La presentación de las diferentes sub-competencias siempre sigue el mismo esquema dentro del texto.

Leyendo el texto entendemos que la competencia lingüística es abordada como el estudio de la lengua en su constante evolución y como respuesta a las exigencias de su uso en la comunicación. Así, lo componentes principales de esta competencia comunicativa serán definidos como todos aquellos recursos formales a partir de los cuales poder articular y formular mensajes bien formados y significativos. La competencia léxica, gramatical, semántica, fonológica, ortográfica y ortoépica entrarán dentro de sus sub-competencias.

“La competencia sociolingüística comprende el conocimiento y las destrezas necesarias para abordar la dimensión social del uso de la lengua” . Es decir, el uso de la lengua condicionado por las características sociales y culturales de la comunidad donde se habla esa lengua. Los estudiantes en el transcurso de su aprendizaje deberán ser capaces de adaptarse comunicativamente a las exigencias socioculturales marcadas por cada comunidad y sus hablantes. Es interesante introducir y tener en cuenta los marcadores lingüísticos de relaciones sociales, las normas de cortesía, las expresiones de sabiduría popular, las diferencias de registro y el dialecto y acento.

Finalmente, la competencia pragmática. Esta surge de la combinación de las dos anteriores o, dicho de otro modo, las competencias lingüística y sociolingüística toman sentido en cualquier acto comunicativo real cuando se combinan con la competencia pragmática. El Marco común de referencia define las sub-competencias pragmáticas como las herramientas necesarias para la producción de mensajes. Así encontraremos la competencia discursiva; cuando ordenamos, organizamos y estructuramos el mensaje, la competencia funcional; cuando utilizamos el mensaje para realizar funciones comunicativas y la competencia organizativa; cuando organizamos los mensajes según esquemas de interacción y transacción.

El desarrollo de las competencias comunicativas del alumno forma parte de la columna vertebral del Marco común de referencia. Su importancia será fundamental en un método, el comunicativo, donde el estudiante se convierte en el verdadero protagonista. El enfoque por tareas se realiza por y para el alumno de esa lengua extranjera y este se convierte en el principal destinatario de todo aquello que se realiza en la clase. Sin tener en cuenta estas competencias, el estudio de una lengua extranjera se convierte en algo estéril, en un sinsentido ya que el alumno no será capaz de salir airoso de situaciones que se le planteen en el contexto de la lengua meta.

Los alumnos no saben español, pero no podemos olvidarnos que todos ellos llevan en su bagaje un gran conocimiento del mundo. Este background será similar, diferente e incluso opuesto en algunas ocasiones a la realidad del idioma extranjero en cuestión, pero todos ellos contarán con experiencias suficientes para ser capaces de amoldarse al nuevo entorno sociocultural. Será trabajo del profesor saber y averiguar la realidad de cada uno de sus alumnos. De este modo será capaz de confeccionar las actividades necesarias para desarrollar de forma efectiva las competencias comunicativas de su grupo/clase. En este enfoque comunicativo y por tareas el profesor se convierte en un mero puente entre dos realidades. La primera, es la que cada estudiante lleva en su “mochila de viaje”. La segunda realidad la conforma el entorno en el que convive la nueva lengua extranjera. Como profesores tenemos el deber de no obviar nada que tenga que ver con el alumno: ni su pasado, ni su presente, incluso su futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario